¿Qué es hablar bien?

Hablar bien es adecuarse a la situación comunicativa, es decir, utilizar un lenguaje que se ajuste al contexto en el que se encuentra el emisor. Para esto debemos tomar en cuenta el rol que cumplimos en el momento y también el de nuestro receptor, la distancia proxémica que ambos poseen; el tiempo y lugar en que se realiza la comunicación, y los signos paralingüísticos, esto con el fin de lograr expresar las ideas con eficacia.

Al hablar con una persona que cumple un mismo rol, como un amigo, se puede utilizar un lenguaje más informal en el cual puede haber, por ejemplo, uso de modismos, etc. Distinto es el caso de hablar con una persona que cumple un rol distinto que el emisor, donde se debe utilizar un lenguaje con un amplio vocabulario, cuyas palabras tengan un significado correcto según lo que se esta comunicando, educado, etc.

Para hablar bien hay que utilizar bien la lengua, es decir, el sistema de signos lingüísticos convencionales y arbitrarios creado por una determinada comunidad de hablantes. En cuyo caso, nosotros utilizaremos el Español de Chile.

29 de julio de 2008

El baño


Descripción Pictórica

El baño tiene las paredes cubiertas de cerámicas rectangulares; las cuales están divididas longitudinalmente en dos partes por una franja con diseños, las cerámicas de la parte de arriba son de color blanco y las de abajo crema. Adherido a la pared hay un enchufe de color platinado y junto a este un toallero circular de metal cromado, en el cual hay colgada una toalla blanca.

Fijado a la pared hay un lavamanos de pedestal de color blanco marfil, sobre el cual hay una llave de color plateado. Junto a esta un jabonero de cerámica en cuyo exterior hay un diseño de dos círculos entrelazados, uno de color blanco y otro rosado.

También se observa que sobre el lavamanos, se encuentran fijados a la pared un vaso y un porta jabón, ambos de vidrio; y sobre estos un espejo rectangular con borde blanco.


Descripción Cinematográfica

Una joven de aspecto febril y altanero cerraba suavemente la puerta del baño de su departamento, en el cual vivía junto a su familia. Al día siguiente debía asistir a una audición para una película muy importante dentro del medio local. Ella solo quería brillar y ser una famosa actriz, pero no se atrevía a dar a conocer sus esperanzas a la familia por miedo a fracasar y traicionar su orgullo. Por esta razón, entraba cautelosamente a su baño, moviendo suavemente la manija dorada de aquella ancha puerta blanca. Denisse quería aprovechar el gran espejo que cubría casi toda la pared frente a la puerta, allí normalmente pasaba horas mirándose vanidosa y tontamente, al mismo tiempo que cogía de la repisa transparente sobre el retrete, innumerables cremas que según ella mantendrían eternamente su belleza.

Pobre espejo, estaba cansado de resistir a la petulante jovencita, por fortuna esta vez Denisse quería utilizarlo para ensayar gestos y expresiones faciales que seguramente tendría que representar en la audición.
El luminoso y pulcro cuarto, se mezclaba bien con la natural gracia de la niña; mientras los toque femeninos que aportaban la detallada cortina blanca de baño, los modernos contenedores cerámicos de jabón y
cepillos, más los sobrios toalleros, daban el aspecto de vanidad y preocupación que caracterizaba Denisse.
Ella adorno con mucha paciencia aquel baño, dispuso dos pequeños y hermosos focos sobre el gran espejo, para lo que es ya presumible, es decir; contemplarse. Pero la pequeña alfombra de baño la compro su madre, era café con borde oscuro y no parecía tan llamativa como las que ella hubiera escogido. Disímil era basurero, m
uy atractivo, era de metal completo y parecía un espejo, al igual que el porta papel. Pero, su mayor dedicación y creatividad las puso en la elección de cerámicas para el suelo y las paredes. Escogió un color pastel, casi rosado y café al mismo tiempo, para las grandes baldosas cuadradas con relieve del suelo. Mientras, para las murallas, suaves y rectangulares (dispuestas en forma vertical) cerámicas, la mitad de abajo era del mismo color que el suelo, las de arriba eran blancas; las separaba una elegante franja de dorados, blancos y rosados.

Denisse no tenía mal gusto, pero se volvía amargada cada vez que algo no le resultaba, y esta era la oportunidad. No tenía dotes actorales y su rostro no expresaba más que orgullo y enojo. Frustrada, agacho la cabeza y se apoyo sobre el blanco lavamanos de pedestal; comenzó a llorar, se sentía vacía. Se sentó sobre el ancho y blanco retrete mientras meditaba su situación, hasta el momento no recordaba haber analizado su vida con un propósito verdadero y más honorable que ser un rostro famoso. Quería cambiar su forma de ser y de ver las cosas, quería recuperar el tiempo perdido en vanidades, porque hasta el momento… todo era vanidad.


3 de julio de 2008

 
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